Premio Mario Onaindia 2022

XIX Aniversario – Fundación Mario Onaindia – 2022/10/01 – Premio Mario Onaindia a Andoni Unzalu

Con la participación de José María Ruiz Soroa (en su nombre su hija, Andrea Ruiz Balzola), Loli Asua, Patxi López y Felipe Juaristi.

LAUDATIO: Jose Mari Ruiz Soroa

Cuando Andoni me dijo una buena tarde, hace ya meses, que le habían concedido el PREMIO MARIO ONAINDIA de este año, me salió espontánea la oferta para pronunciar en este acto su LAUDATIO. Una LAUDATIO es un elogio, una alabanza, una recopilación de méritos, y es también una tarea que, lo confieso, nunca me ha atraído, por lo que tiene de formal y académica. De forzada, incluso. ¿Por qué entonces mi iniciativa para hacer algo que no me gustaba? Lo he pensado desde entonces, y he llegado a la conclusión de que, más que por amistad o cercanía ideológica (que desde luego existen, y fuertes) fue por la clara representación en mi ánimo en aquel concreto momento de que Andoni es todo un personaje, un ser humano que, sea para lo bueno o lo malo, posee una personalidad arrolladora, que es algo así como lo que coloquialmente llamamos un caso único. Bueno, claro, todos somos casos únicos en la vida, es obvio, pero hay algunos que se lo hacen notar a los demás. Y Andoni es uno de ellos. Probablemente en forma muy similar a como lo fue Mario Onaindia el “aventurero cuerdo” que da nombre y sentido a este premio.

Pero, bueno, no adelantemos caracterizaciones y subrayemos desde el inicio las limitaciones de esta exposición. Porque voy a limitar el ámbito de mi elogio a uno de los aspectos de la vida pública de Andoni, el que ha representado como persona que reflexiona sobre la política y nos cuenta sus conclusiones acerca de la estructura de una buena sociedad posible y de cómo podemos acercarnos a ella. El Andoni Unzalu pensador político.

Dada esta limitación, no voy a tratar su actividad puramente literaria, constituida por esos preciosos y precisos retratos miniaturistas de personajes, casi siempre perdedores, que ha publicado sobre todo en EL CORREO. Ni voy a tratar de su intensa actividad cultural de promoción del libro en euskera desde el Patronato de AURTEN BAI durante muchos años. Tampoco (porque yo soy un teórico y de la política como actividad se muy poco) voy a incidir en el relato de su vida política en la transición, en el mundo nacionalista y luego en la oposición y en el gobierno: esa que ha sido su singladura siempre personal y solitaria desde el nacionalismo al socialismo. Merecerá sin duda un comentario de Patxi López su actividad exuberante como “fabricante de ideas” y como “escribidor de discursos”. Igual que su capacidad para influir en su actual Partido, el Socialista de Euskadi, para llevarle a adoptar un relato básico sobre su vasquismo. Personas más competentes en todos esos concretos aspectos están hoy en esta mesa y lo harán con solvencia.

A mí me va a interesar sólo la reflexión política que Andoni ha producido y dejado en muchos artículos de revistas o prensa y en dos bastante recientes y conocidos libros, “Conversaciones con un nacionalista” y “Momentos Estelares de la Historia del Socialismo”. Por dos razones: porque esa reflexión es valiosa en sí misma y porque de nuevo, pone ante el lector un pensador sumamente característico y apartado de los mainstreams ideológicos.

Empecemos poniendo primero la conclusión y luego los argumentos: ¿cómo definiríamos la ubicación político ideológica de Andoni en el mundo de los ideologismos de moda durante el siglo XX? Creo que mi respuesta sería una que descoloca en principio: Andoni es un “socialistaliberal”.  Una palabra única que une dos conceptos, y con la que no quiere aludirse a la idea facilona de ser un socialista un poco de orden, o un poco moderado. No, ser socialistaliberal en la historia y en la realidad de las ideas políticas significa algo más profundo, algo que es a primera vista contradictorio, puesto que supone unir en una sola fórmula las dos corrientes ideológicas que más disputaron entre sí durante todo el siglo XIX y parte del XX. Significa sentirse heredero de Tocqueville con la misma firmeza que se proclama admirador de Proudhom, tanto de Manuel Azaña como de Indalecio Prieto.

Probablemente muchos, la mayoría de vosotros, adoptareis una postura de entrada muy escéptica ante el “socioliberalismo”: ¡¡eso es imposible, es un oxímoron en el terreno de las ideas y un camino sin recorrido en la praxis política!! Y, sin embargo, si al pensar en el socialismo prescindimos del aparato cientifista determinista de Marx, y si al tratar de liberalismo excluimos su versión mutilada puramente economicista (el “liberismo” como lo califican los italianos para distinguirlo del verdadero liberalismo), entonces la presunta imposibilidad no es ya tan evidente.

Y no lo digo yo: un teórico de la democracia moderna de la talla del italiano Norberto Bobbio destacó en muchas ocasiones que él se consideraba un liberalsocialista, dentro de la estela del partido del mismo nombre que fundó Carlo Roselli en los años 30, y que después de la II Guerra se plasmó en Italia en el Partido de Acción. Y ello porque, sencillamente dicho, los ideales más profundos del liberalismo y del socialismo (la libertad y la igualdad, la autonomía personal y la justicia social, el individuo y el Estado) eran perfectamente conciliables y compatibles, incluso se autoexigían recíprocamente, siempre que pusiéramos la mirada más en su capacidad de mover las conciencias y las sociedades hacia un fin compartido que en los medios tácticos que propugnaban para ello. Los medios han sido históricos, contingentes y dependientes de las circunstancias, pero los fines son coincidentes. El fin en este caso es el de una democracia social sostenida en un Estado de Derecho

 Lo anticipó Eduard Bernstein, el revisionista por antonomasia del marxismo. Para el socialismo -escribió- “la democracia es un medio y es un fin, es el medio de realizar el socialismo y es la forma en que el socialismo se realiza”, lo que le permite proclamar que “el socialismo es el heredero legítimo del liberalismo” (“Las Premisas del Socialismo”, 1899).

Y sin salir del ámbito español, y a pesar de la escasa reflexión teórica que caracterizó al socialismo español de preguerra, ¿no escribió Pablo Iglesias lo siguiente? “Quien sostiene que el socialismo es contrario al liberalismo tiene una idea equivocada de él o desconoce los fines que persigue … ¿Acaso puede haber liberalismo verdadero sin que el socialismo haya triunfado?”.

En este sentido, que es el que al final se ha demostrado válido, el socialismo no es a lo largo del siglo XIX sino un movimiento de masas que reclaman una y otra vez al liberalismo dominante en el poder que cumpliera de verdad y en su totalidad con las promesas contenidas en su propia doctrina, y que con su presión le obligó a ello. La democracia moderna es en gran parte hija de los esfuerzos humanos -de la lucha- del socialismo, de sus batallas, pero su contenido no excede de lo que es una aplicación intensiva y amplia de los dogmas del liberalismo. El cientifismo doctrinarista con que Marx dotó al movimiento, con independencia de su poder de movilización temporal, se ha demostrado a la larga un lastre para el socialismo, una desviación que, a pesar de su atractivo intelectual, puede perfectamente ignorarse. El socialismo es, al final, un humanismo, como anticipó Fernando de Los Ríos en 1927, una idea que nace de un imperativo moral ante una realidad de explotación e injusticia.

Si vamos a los “momentos estelares del socialismo” que Andoni selecciona para componer su obra constataremos enseguida ese talante humanista en la comprensión del socialismo. Lo dice incluso en su primer párrafo cuando advierte que, para él, el socialismo es también emoción, lágrimas e indignación y se niega a regalar el patrimonio del sentimiento al nacionalismo. El socialismo que plasma en sus estampas no es una doctrina científica que predice un mundo mejor, sino una actitud concreta de rebelión ante la explotación del ser humano. Es una constante de los “momentos” que ha seleccionado: poco doctrinarismo y mucha ética a pie de calle.

Lo cual no quiere decir, en absoluto, que el socialismo de Andoni sea sólo emoción y no razón: baste citar al respecto la estampa que dibuja de Clement Attlee cuando encarga el diseño de un nuevo Estado Asistencial, el “Welfare State” como tarea ineludible para después de la guerra. Ahí hubo estudio y reflexión, objetivos concretos y mucha técnica. De nuevo Andoni: “Hay revoluciones que traen cambios sociales, pero caminan sobre montañas de cadáveres, revoluciones que empiezan matando a sus propios hijos para luego construir nuevos mundos. Pero también hay revoluciones más silenciosas, más tímidas, que a lo largo del tiempo mejoran el mundo. Nadie las llama revoluciones hasta mucho después. Clement Attlee era partidario de las segundas, un revolucionario con una pragmática alma de contable .. idealista en el pensamiento y realista en la obra”. Y es que, como escribió el polaco Jacek Kurón, otro de los héroes de Andoni, “la utopía impuesta es una contradicción en los términos”

Un socialista liberal reconoce que los elementos arquitectónicos de los Estados sociales de Derecho actuales son en una parte esencial de inspiración puramente liberal, que el Estado de Derecho, la primacía de la ley, la separación de poderes, la independencia judicial, y tantas otras instituciones son esenciales para que pueda montarse sobre ellos un régimen democrático que funcione. Que la democracia no es probablemente el gobierno del pueblo por el pueblo como decía Lincoln, sino un sistema de procesamiento de conflictos por medio de leyes administradas por poderes independientes y contrapesados en el que la gente tiene periódicamente en su mano, eso sí, expulsar a los gobernantes.

Andoni ha escrito mucho, y ha escrito bien, acerca de la inspiración liberal de nuestras democracias y el valor de sus instituciones limitativas, saliendo al paso de tanta simplista consideración de la democracia como el gobierno de las mayorías electorales o como la exaltación del asambleísmo, el populismo o el derecho a decidirlo todo directamente. Un tema siempre candente éste del valor esencial de las instituciones contramayoritarias del Estado democrático liberal, pero quizás hoy más acuciante, porque la acusada pérdida de calidad democrática que experimentamos hoy en España y en todo Occidente se concreta precisamente en el desgaste ruinoso de los elementos liberales de su estructura: por eso se habla de “democracias iliberales”.  Una degeneración estructural que no nos es ajena en España, no nos engañemos.

Pero pasemos a otro aspecto de la pelea política de Andoni, la misma que ocupó tantas horas del discurrir de Mario, es decir, su condición de vasco y su necesidad de posicionarse ante la realidad nacional innegable de Euskalherria y ante la explotación interesada de esa característica por un nacionalismo pugnaz y hoy políticamente hegemónico.

Es conocido: la trayectoria de Andoni en su devenir político se inició en el seno del nacionalismo vasco. Citar este origen nacionalista es ya un tópico y suele llevar a cargarle con el calificativo de “traidor” o “renegado”, calificación que no se sabe muy bien si es un insulto o un aprecio. Probablemente depende del lugar ideológico desde el que se haga. En cualquier caso, abandonar la creencia y la comunión nacionalista es un paso que marca y que no puede equipararse a otras derivas políticas más usuales. Porque el nacionalismo organizado, por lo menos el vasco, es más que un conjunto de ideas y prácticas: es una creencia en el sentido orteguiano del término, y es también una comunión de sentimiento. Y no olvida ni perdona.

Durante años, muchos, Andoni fue contertulio infatigable en ETB1 en las mesas de discusión política en euskera, siempre sólo y siempre en minoría, siempre argumentando en una discusión que se parecía mucho -él lo ha descrito así- al juego en el frontón: la pared siempre devuelve la pelota. Pero pelear dialécticamente es lo suyo. Luego recogió los nodos centrales de sus discusiones en “Ideas o Creencias” en 2018, un libro polémico, o más bien polemista, que recomendaría a cualquier ciudadano por su sencillez, su claridad y su honestidad intelectual. Al Partido Nacionalista Vasco le molestó tanto como para intentar provocar un incidente en el gobierno compartido con el PSE. El cual Partido Socialista, por cierto, y lo digo como lo siento, defendió desde luego el derecho de Unzalu a escribir lo que había escrito, pero guardó un pacato silencio y cómoda abstención sobre el meollo del contenido del libro.

Lo que decía era muy sencillo y lo explico con un recuerdo personal:  cuando conocí a Andoni en ALDAKETA hace casi veinte años me llamó la atención la firmeza y constancia con la que, cuando salía el tema del terrorismo y alguien utilizaba la expresión más usual para referirse al PNV o EA, la de “el nacionalismo democrático” (por contraposición al violento), interrumpía al locutor para decir: nacionalismo pacífico, sí, pero nacionalismo democrático, no, porque el nacionalismo no es democrático. Y esta es una afirmación muy potente pero que Andoni ha mantenido invariable: la afirmación de que, en los principios, y sobre todo en su actuación como gobierno de una Comunidad Autónoma como la vasca, el nacionalismo no es democrático. Yo estoy de acuerdo, desde luego. Puede haber, de hecho hay muchísimos, ciudadanos nacionalistas que se consideren a sí mismos y actúen individualmente como perfectos demócratas, pero el nacionalismo por sí mismo es una teoría sobre el origen y la función del poder político que merece el tilde de no democrática.  Y, lo que es más grave, la política beligerante e incansable de construcción nacional de la sociedad que desarrolla el nacionalismo desde el poder no lo es tampoco. Porque pretender construir una nación cultural con sistemas de premios y sanciones hoy en día, pretender construirla uniformando una sociedad pluralista y abierta, es un paternalismo antidemocrático.

Principios como el de igualdad de oportunidades en el acceso al empleo público, el de respeto a los derechos individuales en materia lingüística, la no injerencia en la esfera privada de los individuos, el respeto al pluralismo de personalidades, y tantos otros, son todos ellos afectados negativamente por las políticas de construcción nacional en marcha -una marcha acelerada progresivamente- desde hace años. Andoni se lamenta, como es lógico en un socialista, que la izquierda española haya renunciado radicalmente desde los albores del período democrático a enfrentarse al nacionalismo cuando podía haberlo hecho con solvencia y credibilidad apelando a los propios principios de la izquierda como son la igualdad ciudadana, la distribución igualitaria de oportunidades, la defensa de la solidaridad interterritorial y similares. Él lo atribuye a los avatares que condicionan la política práctica hispana los cuales normalmente exigen pactar y ceder en esas materias a cambio de apoyo político en Madrid, aunque me temo que no puedo estar de acuerdo en ese limitado diagnóstico. Creo que la izquierda española ha hecho suya e interiorizado la comprensión comunitarista propia de los nacionalistas y no tiene objeciones que oponer al “derecho de los territorios” a aculturar a sus poblaciones. ¡¡¡Los territorios como titulares de derechos sobre las personas … La Ilustración al revés!!! Esta rendición política de la izquierda, unida a la usual cerrilidad de la derecha en el tratamiento de estos temas, próxima al nacionalismo español conservador, hace que la denuncia de las prácticas nacionalistas como contrarias a la democracia liberal queden reservadas para individuos u organizaciones más bien aislados que, además, pueden ser fácilmente calificados de sospechosos de lo que toque (esencialismo, intolerancia, fascismo, e cosi via). Entre ellos anda Andoni.

Pero donde la crítica de Andoni Unzalu al nacionalismo pacífico del PNV adquirió tintes más ácidos fue cuando trató en su libro del terrorismo etnonacionalista de ETA. Esto es lo que de verdad irritó a los jeltzales. Porque Andoni expuso dos realidades que, como el elefante en el salón, todo el mundo se empeña, ayer como hoy, en no querer ver. La primera es ideológica, la de que el relato sempiterno del “conflicto vasco” inmemorial e inextinguible entre España y el País Vasco que ha cuidado el PNV desde Sabino Arana servía de legitimación y coartada a la deriva violenta y totalitaria de los etarras y que, por ello, era una irresponsabilidad mantenerlo sin revisión en tales circunstancias. La segunda práctica, la de que “el PNV y el Gobierno Vasco se opusieron durante décadas a la lucha del Estado democrático y de las fuerzas y cuerpos de seguridad contra el terrorismo de ETA … Joseba Arregi contaba que cada vez que Francia entregaba un miembro de ETA el portavoz del Gobierno salía criticando con enfado la entrega. El portavoz del Gobierno vasco era yo”, remachaba el añorado Joseba.

“Durante décadas, el nacionalismo vasco ha criticado y deslegitimado la acción de la justicia frente a ETA. El PNV nunca ha liderado la lucha contra ETA, siempre ha sido un lastre, una rémora, le hemos tenido que traer a rastras y siempre muy tarde” -escribe-. Y luego, lo de Lizarra. ¿Para qué seguir citando y recordando lo de “el empate infinito”, “la negociación política”, y demás?

Es duro, pero Andoni ha escrito en GRAND PLACE hace un año, ya en plena fase de posterrorismo, que “el terrorismo como fenómeno social tiene múltiples capas, múltiples conexiones y una gran diversidad de colaboraciones”. Por eso, una de las cuestiones que propone investigar desde la seriedad académica, una vez un tanto agotado y embotado el tema de las víctimas, es el papel que jugaron los “resistentes” y los “colaboracionistas”. Incluyendo como aspectos relevantes el de las relaciones entre ETA y el PNV, el Gobierno Vasco y la Iglesia Católica.

Andoni no es muy optimista cuando habla de ese tan manido asunto del “relato” y la “memoria”. Y no es optimista porque, en primer lugar, y a pesar de tanta esperanza, no ha surgido una generación o un sector social que haga aquellas preguntas que antaño se pronosticaban: “¿Qué hicisteis?”, “¿Cómo pudo pasar esto?” ¿” Dónde estabas cuando esto ocurría”? La Universidad Vasca ha dedicado sus mejores esfuerzos metodológicos a estudiar la historia de aquello, y por eso tenemos muchas buenas respuestas; pero, ¡ay!, no tenemos las preguntas, no tenemos la sociedad que las plantee. Y sin ellas los estudios, por excelentes que sean, no trascienden de su ámbito. Son en cierto sentido estériles.

Lo que sí tenemos, denuncia Andoni, es una plétora de excusas y coartadas preventivas para que no surja nítida en la sociedad vasca la cuestión de la culpa y la responsabilidad tal como en su día las planteó Jaspers en Alemania. Coartadas preventivas como la de la mezcla indiscriminada de víctimas de todas las violencias del último siglo, de forma que unas tapen a otras y todas se fundan en un mar de lágrimas. Vías como la de la reducción del terrorismo a una cuestión privada o personal entre victimario y víctima, que pueda resolverse con un abrazo entre seres humanos o con una restauración de la relación entre ambas. Vías que escondan el sentido propiamente político y totalitario del terrorismo, que mataba por un proyecto político y perseguía como objetivo el corregir y configurar de otra forma a toda la sociedad, para lo cual los seres humanos eran medios fungibles. Vías como la de halagar el sentido cívico de la sociedad vasca contándole la increíble patraña de que fue ella misma la que derrotó el terrorismo. Al final se trata de que la sociedad siga adelante “como si ETA no hubiera existido”.

Voy terminando. Y lo hago con la esperanza de haberles convencido con mi exposición sobre el pensamiento político de Andoni Unzalu (tal como yo lo interpreto) de que estamos ante una persona que se ha atrevido a pensar públicamente y a pensar de una forma crítica, peculiar, desengañada, un tanto solitaria, sí, pero un mucho solidaria con la situación de los menos y de los oprimidos. Y siempre defensora de la libertad del ser humano para explorar su propia vía hacia la vida buena.

Gracias por tu ejemplo, Andoni.

Loli Asua Batarrita

Egunon danori

Agradezco la invitación a formar parte de este momento tan simbólico y de tan justo reconocimiento a la persona de  Andoni Unzalu Garaigordobil

Comienzo con un poema de Victor que se titula  ROBLE

ROBLE

Las manos apoyadas

acariciando

la rugosa corteza

Limoso rostro

de viejo roble

firme

formado por vientos

y humedades

Palpo tu aplomo

tu natural sabiduría

y recibo  

tu tronco

tu fuerza.

                              Victor Urrutia

Andoni, estoy segura que con mucho agrado te lo dedica Victor. Es como si lo hubiera escrito pensando, también en ti, como un roble.

De Andoni, de su trayectoria vital, de sus rasgos personales, de sus principios y valores, de su militancia humanitaria. se puede decir mucho. Y mucho ha dicho Jose Mari y mucho dirá Patxi sin duda.

En mi intervención y de manera breve, sin explicitar mucho, me centraré en cuatro rasgos, cuatro dimensiones (en realidad son 3 más 1) que pienso definen bastante bien cómo es.

Andoni es raíces, mente, mano y todo ello con sentido, con finalidad. Me explico.

1. Las raíces. Se suele decir “este árbol que buenas raíces tiene”. También se afirma de algunas personas lo mismo. Pero me gusta más decir que somos raíces, porque sin ellas nos caemos al primer viento que sopla, las raíces son parte fundamental de lo que somos cada uno de nosotros.

El roble, como tantos otros árboles, se apoyan y viven en gran medida por sus raíces. Nosotros los humanos también. Las raíces son lo que no se ve, el “mundo subterráneo” en el que nos sostenemos, nos alimentamos, e incluso nos comunicamos aunque de manera no visible.

Sabemos que las raíces de Andonison profundas, amplias y que se han alimentado y se alimentan de esa comunicación que en muchas ocasiones no es perceptible,   aunque es sin duda diálogo con las raíces de otros. Son raíces que se han ido construyendo desde los diferentes entornos en los que ha vivido, comenzando por  los orígenes familiares, y sustentadas me consta,  en  unos principios y sólidos valores humanos y humanizadores, que se han ido construyendo y fortaleciendo en el tiempo, sin perder esas pequeñas cosas realmente simbólicas que nos acompañan en nuestra vida.  (la mahonesa, excelente, como la hacía su ama, a mano).

Las raíces bien asentadas permiten al árbol, y permiten a Andoni sortear muchos vientos y humedades de diferentes procedencias, aunque no sea momento de detallarlo.

Unas raíces que han crecido y se han ampliado, como decía, con muchos encuentros, en nuestro propio tiempo histórico y también con otras personas y acontecimientos de otras épocas, incluso físicamente lejanas pero que perviven en nuestra memoria colectiva. Un ejemplo de ello es la selección de historias que recoge en su último libro “Los momentos estelares de la historia del socialismo”.

2. – La mente,

Somos mente, pensamiento.  Andoni lo es sin duda. Una gran mente.

Podemos destacar su pasión y rigor intelectual, que le ha llevado a ser un ilustrado en diferentes campos. Son conocimientos, por supuesto aprendidos, pero especialmente pensados, reflexionados, contrastados. Conversar con Andoni siempre es interesante, aprendes y amplios conocimientos. Pero deseo destacar que su especificidad consiste en no quedarse en el conocimiento en sí. Es un afán por comprender la historia, nuestra historia, la de otros, aprender de todo ello para seguir actuando en el presente.

No es el placer de conocer en sí, ni de destacar ante los demás. Su profundo interés, me atrevo a decir, es ir a lo fundamental, compartirlo y provocar el pensamiento crítico orientado a la buena práctica política.

Sus libros, artículos, reseñas de libros son muestran de ello. Aportan pensamiento, reflexión, buscando el debate sin descanso, defendiendo con libertad sus posicionamientos, con respeto y con convicción. Y siempre con una intención: Transformar la realidad, actuar en ella desde dentro y a favor de una justicia social.

Como es peleón, puede parecer que pretende imponer su punto de vista. Lo cierto es que lo defiende con total convicción, pero sabiendo que solo triunfa cuando convence. Y se esfuerza en ello.

(Los debates en EITB con jóvenes, siempre disponible para dialogar, discutir… Pensar en diálogo, hacer pensar).

Es admirable su resistencia, su respeto al diferente, y su insistencia en convencer. Sin ceder al desánimo.


Es crítico con la falsedad y el individualismo. Se puede ser “solitario” (es verdad, hace falta tener espacios, tiempos de soledad) y no individualista. Se puede ser “sociable” y muy egoísta, de lo mío, de lo “nuestro” .

3. La  mano

Siendo una mente potente, lo mejor de Andoni es que la pone en práctica. Un pensamiento desde la realidad, y con una intención clara, transformarla

Yo pienso que Andoni es más de la “tradición de la mano”, con cabeza, reflexión, rigor… Ni se queda en el pensamiento. Ni actúa sin conocimiento y análisis. Siempre pisando tierra, desde la realidad presente, con datos y un buen diagnóstico.

Se podría decir que lo suyo es “pensar con la mano”, con la acción. No se queda en el discutir, en elucubrar. Por eso no pertenece a la tradición del ojo, que contempla desde fuera y con superioridad a los demás.

Andoni aúna las dos dimensiones, mente y mano, poniendo el énfasis en la acción con una finalidad clara: trabajar por una sociedad que se sitúe siempre a favor de los que más necesitan, de las víctimas de toda injusticia.

Por eso su mente se orienta a la búsqueda de estrategias, nuevos proyectos, propone y busca aliados como con Aldaketa, y otras muchas más. Porque es creativo, es constructor (el ejemplo está en su propia casa, con Justyna, buen equipo)

4.  El sentido, intención.

Todo su pensamiento y acción tienen una orientación clara. una opción por los más vulnerables, los más necesitados, los más desvalidos, los más injustamente tratados, las víctimas de las desigualdades, de los fanatismos, de los egoísmos colectivos…

Todo esto queda reflejado en sus escritos, artículos, reseñas de libros (en el dossier Territorios de El Correo, sus reseñas normalmente eran sobre libros que trataban la realidad de “perdedores”.

Euskaldun y euskaltzale. El valor del euskera pero siempre desde la libertad y el respeto. Toda lengua es una lengua, no es más. La lengua no aporta una visión especial en sí misma. La visión la tienes tú y la expresas y comunicas en la, las lenguas que quieras. Crítico con la ideologización del euskera.

(amiga que agradecía los artículos de Andoni en Zabalik, pues era muy difícil encontrar artículos en euskera sin la “carga nacionalista” para sus clases).

Percibo a Andoni en la combinación de estas cuatro dimensiones. Sé que todas son importantes y potentes. El secreto está en la combinación de todas ellas. Con unas raíces fuertes, una mente siempre en marcha, bien asentado en la realidad, embarrado en ella, y por supuesto con una intención clara: transformar las instituciones y la ciudadanía hacia una sociedad libre, de personas libres viviendo con dignidad.

Cierro mi intervención con otro poema, también de Victor, que contiene una gran dosis de esperanza y realismo. Se titula COSECHA

COSECHA

Sembramos al amanecer

con la esperanza de la lluvia oportuna,

del sol liviano

y del viento limpio.

Soñamos con la siega,

de las grandes espigas

mecidas por la brisa.

Soñamos el afán de la cosecha,

las gavillas abrazadas,

los cantos corales,

los abrazos esponjados

de sudor.

Nos alimenta la esperanza

del granero lleno.

Ignoramos

que la cosecha,

si llega,

no será nuestra.         

Victor Urrutia

Andoni, como otras muchas personas y con ellas, eres un constante, insistente sembrador. Sé que tu siembra no cae ni caerá en saco roto. Aunque probablemente no veas, no veamos la cosecha o parte de ella, ésta llega y llegará.

Merece la pena seguir sembrando y regando. Sigue en ello.

Eskerrik asko.

Patxi López

Egun on guztioi

Supongo que entenderéis que subo aquí un poco abrumado con lo que acaba de decir Jon, -se nota que nos queremos-, pero también subo acojonado, porque claro, después de las dos intervenciones que ha habido tan bien hiladas, tan pensadas, tan profundas, ¿qué digo yo?

Y más, es que coincido casi al 100% con lo que habéis dicho, digo casi al 100% porque a Andoni siempre hay que dejarle una posibilidad de discutir. Porque es un discutidor nato, es un polemista nato, como en palabras de Ruiz Soroa solo lo pueden ser los grandes pensadores.

Son los grandes pensadores los que abren debates, son los grandes pensadores los que te dan la posibilidad de dudar y discutir.

Y Andoni es eso, y mucho más, que luego diré… porque, primero, qué curioso, no, la vida como hay veces que te pone ante momentos, ante días, de los que puedes estar triste y feliz a la vez. Yo creo que la primera vez que lo comprobé fue cuando ETA anunció su final. Como reía, mientras estaba llorando abrazado a Begoña, y compruebas que puedes reír y llorar a la vez. Bueno, pues yo esta mañana venía feliz a este acto y me he puesto muy triste cuando me he enterado de la noticia del fallecimiento de Ander Landaburu. Porque veréis, Ander, Gorka, Eneko, la familia Landaburu,  ha formado parte de mi historia personal, desde pequeño, desde muy joven.  La familia, los Landaburu, siempre han sido una referencia y por ejemplo, Eneko, y yo creo que Eneko y Manolo Marín eran los que representaban nuestra vocación europeísta, la de los socialistas.

Y luego Ander y Gorka, esos dos periodistas valientes, siempre luchando contra Franco primero y contra ETA después. Yo creo que una de las primeras entrevistas que me hicieron siendo secretario general de los socialistas, ni siquiera lehendakari, fue de Ander…  y por eso ese sentimiento de tristeza… pero hoy era un día feliz y quiero retomar esa felicidad, porque venimos a un acto que en el fondo también es un homenaje a Mario Onandia y que le damos un premio, se le da un premio a Andoni Unzalu. Y por eso ya después de discursos tan sesudos yo hablaré de alguna vivencia, de algún recuerdo personal, porque veréis… Mario Onandia. Para mí Mario es leyenda y lo digo en el buen sentido de la palabra.

Veréis, cuando yo me acuerdo de Mario y es bastante a menudo, -os va a parecer una chorrada-, pero yo me lo imagino, la imagen de Mario sonriendo siempre y como si fuera una especie de santo laico y…, [RISAS] sí, porque como que desprende luz. Y decís, ¿esto por qué?

Pues porque era siempre tan positivo, era siempre tan ilusionante, era siempre tan esperanzador, lo que decía que se te queda esta imagen y luego piensas, ya, es que así igual solo pueden ser las personas que han tenido una vida… que han sufrido mucho, y que han tenido una vida al límite. Yo lo comparo en ese sentido por ejemplo con Ramón Rubial. Ramón Rubial después de más de 20 años de cárcel, que se dice pronto, 20 años de cárcel, nunca nos transmitió ni una mala palabra, ni un mal gesto, ni un rencor, ni una posibilidad de buscar venganza… Siempre mirando hacia adelante, siempre en positivo, siempre luchando, trabajando para construir un país mejor y Mario con sus dos sentencias de muerte a la espalda, con sus 8 años de cárcel, le da igual, ni una mala palabra, siempre luchando por la libertad, por la justicia, por la igualdad. Pero, yo, es verdad que a Mario le conocí mucho más tarde que muchos de vosotros, igual que la mayoría de vosotros, porque yo sobre todo lo conocí, personalmente, quiero decir, no políticamente, cuando estábamos trabajando en la fusión entre Euskadiko Ezkerra y el Partido Socialista de Euskadi, y luego compartimos Comisión Ejecutiva y se me han quedado grabadas dos cosas, bueno, además de una frase, una frase que dijo en una entrevista, que yo lo uso mucho. Cuando le preguntaron, no me acuerdo quien le pregunta, dijo «es que ser vasco todo el rato es muy cansado» [RISAS] y yo cuando me dicen «para ser vasco eres poco no sé qué» o «para ser vasco eres muy no se cual» yo digo ya como dijo Mario «ser vasco todo el día es muy cansado, entonces tengo que relajarme de vez en cuando»…

No, pero, dos cuestiones, una que también los va a aparecer una tontería.

Fue en el congreso de fusión cuando él sube a la tribuna y aparece con corbata. Y él dice que solo se había puesto la corbata creo que en la boda y no se había puesto nunca más, pero que él se ponía la corbata cuando aparecía… [VOCES DEL PUBLICO] ¿Tampoco? ¿Ni en la boda? Pero bueno, solo se la ponía en las ocasiones verdaderamente importantes y que aquella lo era.

Y veréis yo me he tenido que poner y me he puesto la corbata cientos de veces. Pero hay ocasiones en las que tengo que ir a una cosa que me parece especialmente importante y entonces cuando me estoy poniendo la corbata me acuerdo de Mario, pero no solo me acuerdo, es que voy a la tribuna y lo digo. Digo, esta corbata de hoy es porque Mario Onaindia me enseñó que en las ocasiones importantes uno se tiene que vestir acorde. No digo que no ir con corbata no sea elegante [RISAS], pero era esa cosa que yo tengo y que mi pequeño homenaje a Mario cada vez que llevo una corbata en esas ocasiones es esa.

Y la segunda cuestión que se me quedó grabada era cuando en esas reuniones de la comisión ejecutiva pues estaba la cosa fatal e íbamos ahí todos la situación de la política en Euskadi estaba fatal, la española estaba fatal, al partido no sabíamos dónde estábamos donde ubicarlo y hacíamos todos unas intervenciones muy deprimentes, muy melancólicas, y entonces pedía la palabra, y siempre empezaba diciendo «pues yo creo que estamos muy bien».

Y a partir de ahí analizaba, desbrozada la situación política de tal manera, la iba separando de tal manera, que lo que voy haciendo, y si hacemos esto aquí y hacemos esto allí estaremos muy bien.

Es decir, fijaros, lo necesario que es que son políticos como este hoy en día cuando las cosas van mal un político de verdad tiene que hacerse cargo de los estados de ánimo de la gente y tiene que ser capaz de dar esperanza, porque la política sin esperanza no es nada.

Y Mario era de estas personas, de las que se hacía cargo del estado de ánimo cuando estábamos todos desbaratados y nos daban una esperanza, por lo tanto, Mario era un gran político, un gran escritor, un gran pensador, una gran persona que se hacía cargo de nosotros y nos hacía salir de ahí con ilusión.

Y ahí empieza la analogía con Andoni, porque Andoni es lo mismo, pero al revés, no, no digo lo de gran persona, gran… no [RISAS]…

Digo, porque Andoni cuando estamos todos «bueno, pues esto no está tan mal…» va y «que va está fatal y va a ir a peor»… Esto lo va a negar, porque para eso es polemistas, pero es un poco así… Yo siempre le digo «joe.. algún día ven con una buena noticia»…  [RISAS]

No, pero decía que yo a Mario lo conocía alrededor de la fusión… Yo a Andoni no me acuerdo cuando le conocí exactamente, el día, estaba ahí…

Y como decía Rubén Blades la vida te da sorpresas. Bueno, pues, Andoni ha sido desde entonces una sorpresa en mi vida. En el sentido que para mí se ha hecho indispensable. Y seguramente se ha hecho indispensable porque es una de esas personas indispensables. Y lo digo, claro, uno luego ve esta sala llena y dices: qué gran amigo de sus amigos y de su gente, pero yo como digo la verdad últimamente, Begoña ya me dice que ya soy un viejo gruñón, Andoni a alguna gente le cae mal. [RISAS] No, no, pero no digo que a los ajenos, que para eso solo hay que leerles la entrevista de hoy. Hoy tendrá cabreados a unos cuantos miles… No, digo, de los propios, pero voy a decir, sabes porque les cae mal, seguramente, a muchos de ellos… Porque le tienen miedo, les asusta, pero lo que les asusta es su conocimiento, es su capacidad de analizar la situación y las respuestas. Lo que les asusta seguramente es todo lo que sabe porque les deja en evidencia. Porque Andoni si no lo sabe todo, esa noche se lo estudia [RISAS] y a la mañana siguiente viene sabiéndolo. Sí. Andoni cuando no le cuadra un dato, va a la fuente hasta que le cuadren.

Bueno, yo no conozco a nadie que se haya leído los presupuestos enteros, más que Andoni, pero no los del País Vasco, no, los de Murcia. Todos.

Mira, yo, y esta es una cosa que llevamos a gala, especialmente siendo lehendakari, nunca di un dato falso, nunca, nunca. Y eso gracias a Andoni Unzalu. Porque él me revisaba de arriba abajo todos los datos para que nunca cometiera ese error y efectivamente, Andoni, nunca dimos un dato falso. Ahora, el hecho de leerse todos los presupuestos le convirtió en el terror de todos los departamentos del Gobierno Vasco, de nuestro gobierno. Porque, claro, cuando estábamos en una situación de dificultad y yo le decía «Andoni, revisa de dónde podemos sacar dinero», él entonces iba departamento por departamento, y decía, aquí esto fuera, eso fuera…  cada vez que decía «voy a veros», están todos acojonados. [RISAS]

Pero tenía razón y fuimos capaces de poner en marcha el primer plan de choque nada más llegar al gobierno, en medio de una crisis profundísima, porque Andoni fue capaz de rastrear 900 millones de departamentos que no eran necesarios para poner en marcha medidas para ayudar a la gente. Y eso a lo largo de todo el gobierno.

Hemos competido muchas veces, Andoni y yo, para ver quién, cuáles eran los mejores discursos. Si los que él me entregaba o los que yo terminaban. y entre los dos creo que hemos hecho grandes discursos, algunos de ellos, Andoni, aunque otros no lo quieran ver, van a quedar para la historia, porque hemos sido capaces de combinar mucha razón con mucha emoción. Porque yo siempre digo, la política sin razón es una política del vacío, pero sin emoción es una política fría que nunca llegará a nadie y él y yo hemos compartido ahí eso. Y creo que lo hemos hecho muy bien.

Y luego yo he aprendido mucho de Andoni, de hecho buena parte de lo que hoy forma parte de mi catecismo político está ahí porque lo he aprendido o lo he discutido con Andoni. El último ejemplo, no lo digo ejemplo de lo que he aprendido, sino de lo que ya lo llevaba en ese catecismo está ahora muy de moda, la fiscalidad. Los grandes debates que hemos tenido Andoni y yo sobre la fiscalidad como la gran herramienta que tiene un país para hacer justicia Social, para hacer políticas de igualdad, para luchar contra la desigualdad y hacer políticas equitativas, desde el origen, vamos fuimos los primeros que clamamos en el desierto, propusimos en Euskadi una reforma fiscal en serio.

Claro, lo que pasa es que teníamos una diputación gobernada por el PNV, una por el PP, y otra por Bildu, pues, como entenderéis entre los tres no querían ahogar, no ayudar a hacer una reforma fiscal. Pero hoy en día ese debate es el que debiera estar poniéndose encima de la mesa, él no estará contento del todo, pero yo estoy contento porque hemos dado el primer paso con la propuesta del gobierno de que paguen más los que más tienen y aliviar a los que menos tienen y con esto porque la fiscalidad es lo que te permite construir el país.

La fiscalidad es lo que te permite redistribuir los recursos que obtiene, pero también repartir las cargas, para que no siempre las cargas estén en las espaldas de los de los mismos. Estas ideas he aprendido de Andoni porque a pesar de este aspecto que a veces tiene de gruñón, yo creo que en el fondo lo que le hubiera encantado también seré es ser maestro de gente joven.

Porque, veréis, le tenías que haber visto en Madrid, cuando estuvimos ahí esos seis meses intensos en la presidencia del congreso. Teníais que haberle visto a Andoni.  El hombre de negro, porque siempre me iba de negro allí, como huraño, miraba para abajo y entraba en el palacio del Congreso, egun on, egun on, todo el mundo asustado… [RISAS] pero luego salíamos al patio fumar (en aquella época fumábamos) y se nos hacían en seguida un corro, primero de periodistas que vienen a preguntarte la última de no sé qué y tal, pero luego yo ya me iba para dentro y se queda Andoni. Y Andoni hacía pedagogía política como nadie.

Cogía los chavales, porque la mayoría eran muy jóvenes los periodistas, y les enseñaba, les explicaba el porqué de las cosas… el porqué, qué es en política cada cosa, cuál es la respuesta que hay que dar a cuenta de la cuestión y yo creo que a pesar de que estuvimos solo seis meses, muy intensos, poca gente habrá dejado tanto poso en aquel patio del Congreso como Andoni. De hecho, cada vez que paso por el patio siempre hay algún periodista, alguna periodista, que me pregunta por él, siempre.

Esto no es capaz de hacerlo muy poca gente, sobre todo, porque, como digo la entrada era tremenda, «eh, que ha dicho», sin embargo, la salida era que todo el mundo… al final no tenía ni que salir yo, el corrillo ya se lo hacían a él, para que fuera capaz de enseñarle y aprender porque la gente tenía ganas de aprender también y es una de las piezas que a veces desde la política hemos olvidado.

La política debiera de tener obligatoriamente la pata de la pedagogía, de explicar por qué, incluso a veces cuando dicen, no es que hay políticos que surfean las olas que vienen, no, a veces la política tiene que ser el dique que contiene la ola, pero para eso hay que saber explicar las cosas.

Para eso hay que tener la capacidad de poder hacerlo y tener convencimiento. Y Andoni es de los que tienen convencimientos. Se ha dicho que es liberal socialista. Bueno, Indalecio Prieto dijo aquella famosa frase de que él era socialista fuerte liberal con lo cual Andoni es de la mejor tradición socialista en ese sentido. Ya se ha dicho, escritor, un poco como Stefan Zweig hizo los «Momentos estelares de la humanidad» él nos regaló hace algunos años esos «Momentos Estelares del socialismo», no se limitaba a lo cercano sino a los ejemplos efectivamente que al socialismo lo hacían más humanista, los ejemplos de cuando el socialismo de verdad estaba implicado en la sociedad y qué políticas.

Y te pone delante de ejemplos que no conocía seguramente nadie, pero que son muy ilustrativos de cómo el socialismo, el proyecto socialdemócrata ha ido construyendo este siglo 21 desde parámetros de mucha más justicia. Bueno, no me quiero enrollarme más, porque Andoni le falta por escribir muchos libros. Pero uno que me lleva dando la matraca desde hace muchos años para el que tiene el título que es «Por qué tengo la razón siempre y el todo»; [RISAS] hace broma, no, no, me lo repite voy a escribir un día este libro.

Bueno pues estaré encantado de prologarle ese libro porque Andoni efectivamente es un pensador, es un sabio, es un maestro, es un polemista, pero es que mucho más: es mi amigo.

Felipe Juaristi

HITZAK/ PALABRAS
Felipe Juaristi

Andoni Unzaluri

Inork ez daki hitzek zer egin dezaketen,

zein amildegiri begira geratuko diren

nola jasango duten zorabioa, erorikoaren tentaldia,

beti ere beherantz

bultzatzen dituen grabitatearen pisua.

Hor lurra lokatz bihurtzen da eta moldatzen

bakoitzaren nahi eta interesen arabera.

Inork ez daki hondamendia ikusirik

zergatik atera daitezkeen kalterik gabe,

nolatan iluntasuna xurga eta xurga ari diren

ikusgarri izateko argia irabazi nahian,

zenbat zulo beltz irentsi behar duten

bizi ahal izateko espazioaren bila.

Inork ez daki non biziko diren ezabatuak izan gabe,

nola esango duten entzun nahi ez dena.

Hitzen aterpean dena kabitzen da,

itxaropena eta etsipena,

bakea eta gerra, irribarrea eta negarra,

zorion izugarria eta mugarik gabeko tristura,

adeitasunez hartutako laguna,

etsai babesgabe eta garaitua.

Hitzek naturara hurbiltzen gaituzte.

Zuhaitz bat deskribatzen dute eta basoa ikusten dugu,

paisaia hosto lehorrekin margotzen digute

eta lurrera erori eta udazkena sentitzen dugu.

Haizea dakarte gure adarretara,

eta loak eta kontzientziak inarrosten gaituzte.

Mina izendatzea, agian, beharrezkoa izango da,

gertatutakoa izena ematen dionaren aurrean ipintzeko,

baina mina hitzen ahaletik haratago doa,

ezin sufrimendua edo heriotza uxatu.

Idatzi dezaket «goiza urrezko kopa bat da»,

«eguerdia izaki argitsua».

Baina egunak ihes egiten du beti,

animalia zauritua bezala,

gure esku hutsen zirrikituetatik.

Mina garaitzea ez da hitzen kontua,

arteak ezin du ezbeharraren aurka ezer egin,

baina iraganeko gaitzen kantsolamendua dakar,

eta eskukada bat alaitasun gaurko eguna igarotzeko.

Nadie sabe lo que pueden hacer las palabras

a qué abismos pueden asomarse

sin sufrir el vértigo, la atracción de la caída,

el peso de la gravedad que las empuja

inexorablemente hacia abajo,

donde la tierra se hace barro y se moldea

según los deseos e intereses de cada cual.

Nadie sabe de qué naufragios pueden salir indemnes,

de qué obscuridad pueden absorber

la luz necesaria para que sean visibles,

de qué agujero negro consumir el suficiente

espacio para sostenerse sin desaparecer,

dónde habitar sin ser borradas sin más

cómo decir lo que nadie quiere escuchar.

En el refugio de las palabras todo cabe,

la esperanza y la desesperación,

la paz y la guerra, la sonrisa y el llanto,

caben la dicha inmensa y la tristeza sin limites,

el amigo acogido con amabilidad,

el enemigo desvalido y derrotado ya.

Las palabras nos acercan a la naturaleza.

Describen un árbol y vemos el bosque,

nos pintan el paisaje con hojas secas

y caídas sobre el suelo y sentimos el otoño.

Traen el viento a nuestras ramas,

y nos agitan el sueño y la conciencia.

Nombrar el dolor quizás sea necesario,

para enfrentar el hecho con quien lo nombra,

pero el dolor trasciende la capacidad de las palabras

para conjurar el sufrimiento o la muerte.

Puedo escribir «la mañana es una copa dorada»,

puedo escribir «el mediodía es el ser luminoso»,

pero el día siempre se escapa, como animal herido.

por las rendijas de nuestras manos vacías.

Vencer al dolor no es cuestión de palabras,

el arte nada puede contra la adversidad,

pero trae consuelo de los males pasados,

y ramilletes de alegría al presente.

Andoni Unzalu

Egun on, gaur, sari hau harrotasunez eta esker onez hartzen dut, baina besteen izenean hartzen dut, erresistentzia umilaren izenean, euren gau baltzak eta bakardade ixilak gogoratuz.

Recojo hoy este premio de la Fundación Mario Onandia obviamente con mucho orgullo y agradecimiento, pero lo recojo en nombre de otros, lo recojo en nombre de la resistencia humilde, recordando sus noches negras y sus soledades silenciosas. Gracias a la Fundación por concederme este premio, por añadirme a esa lista de honorables Premios anteriores, benetan, mila esker.

Agradezco obviamente las intervenciones anteriores, y me dejan un poco abrumado, la verdad, pero tienen que saber que básicamente vamos a achacar a la amistad estos elogios excesivos hacia mi persona. Mila esker por vuestras intervenciones a los tres.

Y me gustaría hablar de… cómo soy el premio puedo hablar lo que me parezca, ¿no? [RISAS]… Y voy a hablar de tres temas que me preocupa. Uno es de elementos iliberales, palabro que tenemos que aprender porque está transitando por toda Europa y arrasando, o intentando arrasar, las democracias liberales de la Unión Europea y me gustaría hablar de elementos iliberales de la sociedad vasca.

Y fundamentalmente de uno en concreto, que es el tema del uso etnicista del idioma. Hay una diferencia sustancial entre el concepto de estado que tiene una sociedad iliberal y el concepto de estado que tiene una sociedad liberal. La sociedad liberal, las personas liberales, tenemos un concepto del estado como herramienta, instrumento que defiende las elecciones personales. Es decir, el estado como defensor de las decisiones que toma el individuo en libertad, y por tanto el estado es una especie de policía, no policía de la moral, como esa pobre mujer asesinada en Irán o la policía lingüística que tenemos por las administraciones vascas, sino un policía que vigila que nadie ataque a nadie. Un policía, el estado como policía, que permite que cada uno se pueda casar con quien quiera, del sexo que quiera, que pueda tener la religión que quiere, el estado como defensor de la libertad y de las elecciones personales.

Esa es la función del estado liberal. El estado iliberal, la gente que defiende el estado iliberal, quiere utilizar el estado para imponer al conjunto de la sociedad sus propias creencias, sus propias formas de entender la vida, la religión, la familia o la economía.

Eso es el mayor ataque que se puede hacer al sistema democrático. Es verdad que en una sociedad real no existen sociedades de modelos puros, siempre hay una mezcla de movimientos, de personas, de corrientes políticas, pero que procuramos que mayoritariamente sea hegemónico el concepto liberal, el concepto del estado que defiende las decisiones personales de la ciudadanía en igualdad, es decir un estado que no quiere que sean todos sus ciudadanos iguales, sino un estado que quiere que todos los ciudadanos tengan la misma oportunidad, la misma igualdad a la hora de escoger su propia forma de vida.

En este tema no vamos a decir que Euskadi sea una sociedad iliberal, pero sí tiene elementos iliberales que nos debieran hacer preocupar muy seriamente, una es el uso sectario que se está haciendo con el tema de euskara. Yo me acuerdo en aquellos tiempos en el que, -mi cuñado que está por ahí era el presidente de Gerediaga- la azoka se hacía en los soportales, como bien sabrán, de Santa María y allí íbamos cuatro frailes y tres chavales, poco más, que se nos caían los mocos del frío que hacía, que siempre hacía un frío terrible… Ahora la Azoka es un espectáculo total. Entonces en esas Azokas minoritarias, que además siempre miramos al coche que sorteaba los extras al lado

No había represión política allí, no vi a nadie detenido porque fuera allí, no iba nadie, iba muy poca gente. Ahora que por el título de EGA se presentan como 40-45.000 personas al año, yo tengo el título de EGA, de Euskaltzaindia, que entonces no había EGAs, nos presentamos creo que ese año 12. Es del año 73 yo tenía 17 años y tengo firmado el título, y lo guardo con mucho orgullo, por aita Luis Villasante, el título EGA. Éramos muy pocos, una minoría muy minoritaria que reivindicábamos el euskera como derecho, el derecho de todo ciudadano vasco de poder utilizar euskera siempre que quisiera.

Y pedíamos dos cosas sencillas y simples. Uno, libertad para utilizar, y luego también es verdad, un poco de ayuda pública para poder organizar las cosas, nunca se nos había ocurrido, ni imaginado jamás en aquellos años que terminaríamos imponiendo por decreto el euskera, jamás.

El concepto de libertad que impedía la dictadura franquista se convertía para nosotros en la reclamación de un derecho, y un poco de ayuda a la administración pública, y pensábamos que con eso se cumplía los requisitos democráticos de exigencia de euskera, que ya habíamos visto, los derrotes que han seguido.

Y ahora se ha dado un cambio radical, fundamental, del concepto de reivindicar el euskera como derecho, que es lo que hacíamos los pocos que estábamos entonces en los movimientos del euskera. Los batallones fanatizados actuales, todos financiados por la administración pública, han convertido no en derecho el uso del euskera, sino en una obligación moral.

Esa es la forma de utilizar el estado como un policía que obliga al conjunto de la sociedad a cumplir un modelo de vida, de religión, de identidad de un grupo. Entonces, ese es un elemento iliberal, radicalmente iliberal de intentar obligar, de convertir el euskera en una obligación moral para todos, en vez de reivindicar el euskera como un derecho personal, y que el estado garantiza cuando uno quiere y cuando uno no quiere. Pero, nadie tiene, ni se le puede imponer esa obligación moral.

Este era un punto que quería comentar, porque realmente me preocupa mucho, porque es un elemento primero que ataca fundamentalmente al concepto mismo de estado democrático, de la concepción liberal, de lo mismo que si la derecha cerril hace campañas y quiere obligar que el estado que las familias sean de dos sexos, porque la manzanas y peras no pueden convivir, y quieren que el estado obligue a toda la población, esos son los elementos liberales de las políticas identitarias o de vida pública. En Euskadi el que más, el elemento iliberal que más me preocupa es, porque además tiene unas consecuencias profundas no solamente en lo moral, en lo ético o en la forma de entender la identidad, sino en el monopolio del poder político.

Si tú pones este requisito, al final estás entregando todo el poder político y económico de las administraciones públicas a una minoría de la población que en Euskadi no pasa del 30%.

Dicho lo cual, paso al siguiente punto que me preocupa y es un tema que no he oído discutir, pero quiero plantearlo como decía lehendakari, lanzó la piedra a ver quién esconde la mano o quién la levanta para discutir, ¿no?

Y me gustaría hablar de la generación, -por no encontrando una forma mejor de definirlo, – yo le llamo la generación trashumante, hablo de la generación trashumante que es fundamental en la sociedad vasca, esa generación que surge de los 60 y va pasando por diferentes estadios políticos, aparentemente muy contradictorios.

El caso, el símbolo que quiero reivindicar de la generación trashumante, el mayor símbolo obviamente, es Mario Onaindia, que fue condenado a muerte dos veces en el consejo de Burgos del 70, y murió en una habitación de hospital custodiado por dos policías para que ETA no se adelantara a la enfermedad.

Este es un símbolo de claramente, de una generación trashumante que empieza ahí, empieza en Burgos, empieza en Burgos y termina como un elemento simbólico defensor, a ultranza de la libertad y radicalmente opuesto a la violencia terrorista.

Y en este caso, quiero recordar también al Ander Landaburu, porque este es también un trashumante de diferentes exilios, desde el 36 – 38 que tuvieron que salir fuera, y recorrieron no solamente espacios políticos diferentes, sino espacios físicos de estrellamientos diferentes de espaciados por el mundo, y que al final vuelven a casa, vuelven aquí después de recuperar la libertad.

Y toda esta gente que proviene de sectores muy diferentes de nacionalismo radical, como Mario Onaindia, en los que me incluyo, desde los radicalismos marxistas más raros, de los tronquistas, del PCE, pongo por caso López de Lacalle, de sitios muy diferentes, pero que llegan siempre al mismo sitio, que han llegado de la transición, después de la transición al mismo sitio.

Has citado al Jacek Kuroń, un polaco que, realmente, le admiro yo mucho, que este es uno de esos trashumantes que el 47 se apuntó al partido comunista, o el partido obrero …, no sé cómo se llamaba allí, que a de cuatro años le expulsaron porque emitía mucho ruido, se volvió a apuntar, montó una resistencia de los marxistas buenos, puros, frente a la burocracia del partido, al final, se apuntó y fue uno de los grandes asesores, junto con Michnik, de Solidarność, y al final se pasó al movimiento democrático contra el partido comunista, contra el sistema comunista terminó siendo el ministro de trabajo cuando se empezaron las privatizaciones salvajes, después del 89. Piso todos los campos políticos que se pueden y se equivocó en casi todos, sí, pero jamás en lo fundamental, nunca traicionó la libertad, nunca traicionó la defensa del ciudadano libre, de la autonomía de las personas.

Yo creo que esta generación trashumante que muchos nos insultan, muchos bons vivants, con puestos que en la administración o empresas parasitarias, que jamás han hecho nada más que chupar del bote después de que Franco muriera.

Y te echan en cara como un bofetón, en nuestros años 70, en nuestros años 80 en los que tenemos que responder: dónde estabais vosotros, porque no se os veía, nosotros nos equivocamos muchas veces, en casi todas las veces, vosotros nunca, nunca, porque no estabais hasta empezar a cobrar.

Yo creo que ahí la generación trashumante, tenemos que reivindicar con orgullo nuestra propia solución por todos los errores cometidos, porque fundamentalmente, como Jacek Kuroń, en lo fundamental hemos acertado, en lo fundamental ha sido ese grupo pequeño, no muy numeroso, que al final se ha enfrentado de forma más decidida al terrorismo de ETA en los 90 y los 80.

Y esa generación que viene desde marxistas raros, de nacionalismos radicales, pero que nunca han renunciado a lo que no renunció Kuroń, a la defensa de la libertad personal. Y eso al final nos ha ido obligando a quemar etapas, a cambiar de sitios, a traicionar posiciones anteriores, pero nunca hemos traicionado lo fundamental.

Entonces, quiero plantear como futuro debate y también académico, porque esto en la academia no se ha estudiado, tenemos una Academia de historiadores buenísima de muy alto nivel en Euskadi, la verdad. De muy, muy alto nivel que se ha estudiado el terrorismo, estudia el nacionalismo, pero, esta forma de mirar esa generación trashumante vilipendiada, humillada por los terroristas de salón que jamás se han aplicado a nada, y los otros que cuando Franco todavía vivía, ya poco podía hacer, todavía no estaban hasta que terminó y empezaron a salir y te dicen, ¿qué hacías en los 70? Pues algo que tú no hacías, la verdad, pero yo creo que planteó la reivindicación con orgullo de esa generación, reconociendo todos los errores que cometimos, pero nunca nos equivocamos como Kuroń en lo fundamental, como nunca se equivocó Mario Onaindia en lo fundamental.

Y para terminar, quiero reivindicar la resistencia, la resistencia frente a ETA. Hoy que todo el mundo está aprovechando de las víctimas, coge la bandera de las víctimas como si fuera, yo qué sé, y todo el mundo va cogiendo y diciendo que nosotros apoyamos a muerte a las víctimas, siempre hemos defendido… pues, va a ser que no, hombre, va a ser que no…

Victimas en los 70 cuando las pobres viudas cogían el cadáver de su marido y lo metían en el coche en San José y salían de forma clandestina por la puerta de atrás para Galicia, Castilla-León, o Extremadura sin ninguna ayuda de ningún tipo, ni pensión, ni nada, que estaban absolutamente vilipendiados en la sociedad vasca, que ya cumplía una víctima, pues la pobre tenía que agachar la cabeza sí, o sí, o sí.

Y ese tiempo ahora, afortunadamente ha cambiado, pero no podemos olvidar. Hubo un tiempo que nadie apoyó a las víctimas, Y cuando digo nadie es nadie, ni el propio estado apoyó a las víctimas. Y tuvieron, yo creo que hay un elemento moral en el comportamiento de las víctimas, que debemos reivindicar, y es que jamás plantearon la venganza violenta por lo que les pasó.

No es baladí, porque es un caso raro, el que las víctimas jamás habían pedido venganza violenta, es algo que les honra un montón, incluso cuando teníamos los lugares y las profesiones del terrorismo estatal las víctimas no participaron en esto, nunca, quedaron al margen.

Entonces, hoy hemos superado eso, las víctimas están bien atendidas, no hay ningún país en el mundo que ofrezca tanta ayuda, tanto material como de simbólica y social a las víctimas, pero desde luego no podemos asumir como tal que ahora todo el mundo diga que nosotros los primeros defiendo a las víctimas, ¡hombre, no!

Las víctimas tenemos que defenderlas como testimonio del pasado, como testigos de lo pasado, pero sin que se mezclen con todos los salvadores inventados, porque víctimas son víctimas y su función es seguir manteniendo el testimonio, el ejemplo para que no se nos olvide.

Pero, hay una cosa que sí que está absolutamente marginada, no se habla de esto que es la resistencia, entonces el Euskadi como resistencia, de la misma manera que hubo colaboración, entonces, si tú dices “hubo resistencia” y empiezas a poner nombres a los resistentes, entonces, en esa lista, que es corta, caben los que caben, pero otros no caben. Y sobre todo, el no reconocer la existencia de la resistencia frente a ETA, lo que hace es exonerar, exculpar y olvidar la colaboración de una parte considerable de la población vasca con el terrorismo. Y la colaboración, como comentaba José María en la voz de su hija, tiene muchas obras, es como una cebolla, no todas las colaboraciones son iguales, no todas las colaboraciones son dejar el piso para que duerma el comando, han sido de cobertura social, de apoyo mediático…

La colaboración ha sido muy amplia y de muchos niveles, entonces, el decir esa falacia enorme de que a ETA le vendió la sociedad vasca, pues va a ser que no, a ETA más bien la apoyó. Cuando en la Gran Vía 50 mil personas bramaban ETA mátalos con absoluta impunidad sobre, la sociedad vasca lo que hacía era alentar una parte importante, alentar, y otra parte se callaba como podía para sobrevivir.

Pero, la resistencia deja desnuda la colaboración, por eso de forma muy inteligente, porque tonto no era, de Gaulle, creo que fue el 25 de agosto del 44 con la liberación de París, lo primero que dijo es: “Francia ha sido liberada por sí misma.”

Se le había olvidado toda la resistencia, que casi toda la resistencia, fueron republicanos y españoles, exiliados comunistas y socialistas de Alemania, de Polonia que habían invadido alemanes…, y se le había olvidado los ejércitos aliados, y dice “ha sido liberada por sí misma”, y con eso exoneraba la colaboración brutal, amplísima de la sociedad francesa con el régimen nazi.

Aquí nos está pasando algo igual, entonces la única forma que tenemos es desnudar el relato, es reivindicar la resistencia, aquí hubo resistentes, hubo resistentes de los que nadie se acuerda. No es lo mismo las víctimas, que los resistentes. Obviamente, todas las víctimas son, no son primarias, pero las víctimas primarias todas fueron resistentes asesinados, pero hubo resistentes supervivientes.

Y eso es lo que me gustaría plantearlo, tenemos que reivindicar la existencia de la resistencia, y la resistencia también tuvo niveles diferentes de compromisos, pero sí hubo resistentes. Entonces, el hacer una reivindicación sería de qué es lo que nos pasó, porque tenemos dos, y con esto termino, tenemos dos ejemplos claros: Alemania y Francia, con lo que pasó con el nazismo. En Alemania en la postguerra, bueno, durante el nazismo la colaboración fue brutal, ahí no se puede engañar a nadie de lo que pasó, y Jasper como comentabas lo cuenta muy bien, la culpa.

Entonces, pasa que cuando la culpa es tan amplia, en una sociedad que han colaborado tantísima gente es muy difícil que lo asuma, porque, a ver, la justicia material es imposible. Tú puedes juzgar a unos cuantos, a toda la población no se puede juzgar.

Entonces, y toda esa población lo que quiere rápidamente es pasar página, que se os olvide, y que, a ver, queremos un futuro, y aparte tienes razón, o sea, porque la vida sigue. Y tiene más valor la libertad futura, que la justicia del pasado violento.

Entonces, esa posición que a veces lo criticamos con mucho desprecio tiene razones profundas, y si tú planteas: queremos construir un nuevo futuro democrático con más libertad, pues eso tiene un valor social de convivencia, de libertad que no hay que olvidar.

Y eso es lo que hicieron los alemanes con un montón de particulares, todos los juzes, profesores, todos los funcionarios y que eran los que habían sido los nazis. Hasta que en los 70 los hijos sí hicieron las preguntas pertinentes a los padres, ¿dónde estabais vosotros? Y cambió radicalmente.

Hoy Alemania es un país que de forma más modélica ha saldado las cuentas con su propio pasado nazi, es una sociedad profundamente antinazi en la esencia constitutiva del sistema democrático, y también de la Constitución de Bonn.

Y tenemos el ejemplo de Francia. Francia no ha reconocido su colaboración nunca, de Gaulle ganó, de Gaulle dijo “Francia ha sido salvada por sí misma”, punto, cogieron y machacaron a 10 mil mujeres como cabezas de turco por “colaboración horizontal” como les llamaban, que les pelaba la cabeza y les ponían con brea y eso, y con eso liquidaron la colaboración.

Entonces, es la Francia de Vichy, la Francia ocupada y esa colaboración, Francia jamás, hay algunos momentos académicos, pero no es nuestro, ¿qué ha pasado? Se ha olvidado y punto. Ese es el riesgo que tenemos aquí.

Vamos a seguir el modelo alemán o el francés, entonces tampoco hay que tener mucha prisa, entonces cuando ha habido una culpa tan amplia hay que tener la paciencia histórica de saber esperar.

Pero sí hay un requisito para saber esperar, y es que no podemos, aunque seamos una minoría muy pequeña, no podemos dejar de reivindicar la resistencia, no podemos dejar de denunciar la colaboración existente, y tampoco podemos pretender que esto es un caos total, porque de repente ahora no hemos logrado…, no, se va a requerir tiempo.

Una generación nos hace falta para que realmente pregunten a los padres, ¿tú dónde estabas? ¿vosotros qué hacíais?

Pero, para que puedan hacer esas preguntas, alguien tiene que seguir haciendo esas preguntas, aunque sea en el desierto, porque algo quedará, quedará….

Y suelo contar muchas veces, y ya termino con esto, y con una petición que voy a hacer, con vuestro permiso, Primo Levy que hoy, insisto, “Si esto es un hombre” es gran referente de los campos de concentración de Auschwitz, publicó el libro, yo creo que en los 40, pronto, antes de los 50, no me acuerdo que fecha, vendió 250 ejemplares, 250 y él cuenta “es que nadie nos quería oír, es que molestábamos”, claro que molestaban. Los judíos cuando llegaron a París de vuelta les zumbaban porque sus pisos estaban ocupados por otros, entonces, pues tuvieron la paciencia de aguantar, que no podían hablar de eso porque molestaban a todo el mundo, cuando se ponían a hablar de los campos de concentración, molestaban.

Herling-Grudziński, todos los que cuentan esto, siempre dicen que molestaba mucho al hablar de esas cosas… hasta los años 70, entonces tenemos que tener paciencia, no olvidar, reivindicar.

Y como decían los viejos anteriores “barkatu atrebentzia”, pero, hoy voy a hacer una petición, yo le propongo a la Fundación Mario Onaindia que tantas cosas ha liderado, tantos debates y tantas jornadas ha liderado, que procure organizar el año que viene, con tiempo, con colaboración de todos, toda la gente que pueda, un gran acto en apoyo y reivindicación de la resistencia vasca frente a ETA.

En mayo, en abril, en julio, cuando se pueda, con los medios que tienen, que tener tampoco son tantos, pero bueno, intentar organizar sin ningún sectarismo de ningún tipo político, y que el año que viene podamos organizar un acto amplio de reivindicación de toda la resistencia humilde.

A mí siempre me han maravillado los dos concejales que teníamos en nuestro pueblo, en Amorebieta, y tantos otros concejales, bueno, uno de PP, que había, que iban a todos los plenos jugándose la vida por veinte pavos, y gente que jamás renunció a defender la dignidad de ser concejales de su pueblo.

Es decir, sí tenemos una resistencia olvidada, las víctimas seguiremos recordando, pero os pido que organicéis un gran acto de la resistencia, y, esan gabe doa, que tenéis toda mi colaboración. Eskerrik asko!